Todo comienza con una pregunta atractiva para los estudiantes: ¿Qué pasaría si nuestro maestro se volviera loco y decidiera envenenarlos? En primer lugar, los alumnos vieron un vídeo de presentación de la actividad y el mensaje que les había enviado el maestro por correo electrónico. Utilizaron sobres que contenían mensajes secretos y enlaces a páginas webs para encontrar pistas. Poco a poco, los estudiantes fueron descubriendo las claves que les permitía pasar de un reto a otro para conseguir su objetivo final que era evitar que el profesor cayera envenenado.